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MAS DICHOS Y HECHOS DE MELGAREVO... 6

No sólo le gustaban las fiestas, también la popularidad mundial. ¡Qué no hacía Melgarevo para lograrla! Se declaró candidato al Nobel de la Paz, que naturalmente no obtuvo, pese a que contrató a un escritor de cierta fama para que promoviera su caso y pagó a dos grupos de internautas para que promovieran su candidatura, y en otra ocasión puso a toda su gente en la internet para que lo votaran como el más influyente en la revista Time, que no lo ignoró pero lo dejó pataleando en el montón de pequeños caudillos latinoamericanos. Y nunca dejó de añorar el impacto seductor de su chompita Made in Taiwan cuando se paseó con ella por Europa, azorando a princesas y modistos con su estudiada provocación. Se habló incluso de la moda Melgarevo cuando llegó a impactar a los productores de ropa para barbies, que tejieron apuradas “chompitas Melgarevo” para las Alasitas del 2006. Luego vino la chaqueta cuasi militar y la chompita taiwanesa quedó para la nostalgia de algunos albañiles y del alcalde de Cochabamba, que se la ponía en los desfiles para que lo viera Melgarevo y no volviera a jalarle las orejas en público.
Porque Melgarevo era así, impulsivo y con frecuencia burdo en sus gestos, con un sentido del humor que era casi siempre vulgar y agresivo. Más de una vez el pobre Donato García Muñera tuvo que tragarse los chistes sobre sus preferencias sexuales y en una ocasión las mujeres periodistas quedaron estupefactas con un chiste de bananas de pésimo gusto. A un Obispo que no le rendía pleitesías lo saludaba siempre preguntándole por el color de sus calzoncillos, dejándolo sin saber qué responder ante la chanza del General, que se repetía con insolente frecuencia.
Al General Melgarevo la gente lo amaba, especialmente la enorme cantidad de iletrados y resentidos que lo sentían tan cercano como el amigo ocurrente y entusiasta de las farras de fin de semana. Aún así, su gobierno estuvo continuamente sacudido por conflictos, manifestaciones, huelgas… y violencia. “Si hay un muerto, yo me voy” juró solemnemente al posesionarse, y en cada uno de los 60 casos se lo recordaron sin que a él se le moviera el cerquillo. Machote era el General Melgarevo, no tenía sangre ni en la cara.
Tan machote que se negó a reconocer los hijos que tuvo, hasta que un juez se lo ordenó, decomisándole el sueldo, y un consejero lo convenció de que le haría bien a su imagen viajar a veces con sus hijos. Por supuesto, éstos le temían porque no lo habían visto nunca ni jugaron con él a nada.
Por la imagen lo hacía todo. Rezaba a gritos un Padre Nuestro en Potosí para decir en Buenos Aires que no creía en rezar ni en esas cosas. Compraba palmas benditas un día para negar a Dios al siguiente. Corría a esconderse bajo las sotanas de curas y obispos en sus tiempos de Melgarevo, y ya de General los insultaba y amenazaba. Así era el General Melgarevo, más sincero con sus sentimientos que son sus razones. De hecho, nunca opinaba, pensaba o razonaba… sólo sentía. “Siento que lo hago bien” se decía frente al espejo quebrado en el que acusó a la CIA, “siento que me discriminan los oligarcas” se lamentaba en los foros internacionales, “siento que el capitalismo ha fracasado” decía en las cumbres internacionales, provocando la compasión de todos los que lo escuchaban. Compasión hacia Boludia, claro está…
Pobre Boludia. Votó por Melgarevo no una sino varias veces a pesar de que muchos advirtieron que la pobreza aumentaría, que caería el crecimiento, que había menos empleo, que el país quedaría aislado, retrasado y peor que antes. Y así fue, como correspondía a las habilidades del General Melgarevo, cuyos dichos y hechos no terminan aquí.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Falta el caso del universitario detenido por apuntar con un almanaque enrollado al Presidente! No se rian... es que un almanaque es peligroso para quien quiere volver atras!

Anónimo dijo...

Anotemos otra... en un mitin, Melgarevo le dijo chabacano a Alan Garcia: "no se lo que significa pero es una ofensa, por eso le digo colega chabacano"... que tal?