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DICHOS Y HECHOS ... 4

Pero lo más útil para el General Melgarevo fue que el incidente tapó las denuncias contra su compinche más cercano, apresado cuando sus aliados volteaban una coima de 450 mil dólares en la casa de su cuñado. El compinche, para despistar, se llamaba Santos, pero nada tenía de eso. Había sido presidente del Senado y Melgarevo se lo quiso meter nomás a la casa presidencial en los primeros días de su gobierno, tanto lo quería. Y tanto tanto, que le dio las llaves del tesoro, poniéndolo de Presidente de la Empresa Fiscal del Petróleo. Vivísimos los dos.
Para apoyar a su compinche, Melgarevo suspendió todas las normas y reglas de contratación de obras, rendición de cuentas y administración pública, permitiendo que la empresa petrolera, estratégica como todas las otras empresas públicas que fue creando en su gobierno, funcionara como si fuera patrimonio personal. Contratos sin licitación, obras sin estudios previos, decisiones sin aval del directorio, cuentas bancarias abultadas por generosas transferencias desde el Ministerio de Finanzas, terminaron obviamente como tenían que terminar, con el dinero disponible para que Santos demostrara que su nombre era exactamente opuesto a sus virtudes.
Cuando el General Melgarevo supo lo que había sucedido le dio un tremendo ataque de furia. Se vio en el espejo y no pudo aceptar que desde ahí lo miraba el culpable de todo, así que lo rompió y acusó a la CIA por haber corrompido a su hermano. Sus asesores se precipitaron sobre los currículos y antecedentes de quienes rodearon a Santos los últimos meses y encontraron un ex policía con muchas becas y viajes de estudios. El candidato perfecto. Por supuesto, lo presentaron como agente de la CIA y desarrollaron una intensa campaña para convencer a la gente de que, efectivamente, Santos había caído en la tentación pero el culpable era el de siempre, el demonio imperialista. Como la gente de Boludia ya no le creía mucho, decidió expulsar a un diplomático que viajaba todavía más que el ex policía y que tenía, además, un nombre sospechosamente mexicano.
Total, ya antes había expulsado al embajador del Imperio por conspirar contra el proceso de cambio y lo único que logró fue que expulsaran al suyo de la capital imperial, que de todos modos era un inútil.
El asesinato de los terroristas tapaba la corrupción de Santos, pero ésta tapaba el fracaso de la nacionalización del gas. Melgarevo la había decretado para cumplir con su programa político, pero a los dos años ya se veía llegar el colapso de la industria. Se habían evaporado las fabulosas perspectivas de un país que abastecía de energía al continente, con gasoductos y terminales de licuefacción, y había que pensar en importar gasolina como ya se importaba diesel. ¿Cómo explicar fracaso tan grande en tan poco tiempo? La CIA pues, ¿quién más?

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